Lo que debes saber sobre la inflamación
- Dr. Andrés David Echeverri Restrepo
- 12 feb
- 4 Min. de lectura

Siempre hemos escuchado esta palabra en muchos contextos de salud - enfermedad, por lo general se le asocia con enfermedad y síntomas poco deseados como el dolor, el calor y el enrojecimiento.
La inflamación es un componente central de nuestra inmunidad innata, es decir, de nuestro sistema de defensa, es una respuesta adquirida desde hace millones de años inserta en nuestros genes, que estimula factores químicos internos, moléculas controladoras y reguladoras propias de hacer una resolución en días, que no es específica, y se activa ante cualquier situación no compatible con nuestro estado de equilibrio entre todos los sistemas del cuerpo para funcionar de forma adecuada, conocida como homeostasis.
Desde hace un par de décadas conocemos los dos principales factores causantes de inflamación; uno ocurre frecuentemente porque somos en gran porcentaje microbios y nos movemos e interactuamos en un mundo microbiano (sobre esto tendremos más adelante la oportunidad de compartir) y en esta interdependencia aparecen los microorganismo causantes de enfermedades como bacterias, virus, hongos y parásitos para romper el equilibrio; el otro se presenta como respuesta a las lesiones o los daños que sufren los tejidos de nuestro cuerpo como los que se presenta, por ejemplo, en todos los tipos de traumas (torceduras, heridas o quemaduras). En nuestra actualidad se considera un tercer factor y que cada día toma más relevancia en los diferentes motivos de consulta ya que es el principal detonante de las condiciones patológicas de la “modernidad” y es el asociado a nuestros estilos de vida y las condiciones medioambientales.
Conociendo esto, podemos afirmar sin dudas que la inflamación es una condición fisiológica, y por tanto, necesaria y fundamental; que busca resolver y lograr nuevamente el equilibrio en el menor tiempo, restaurando los tejidos y la función normal del sistema u órgano afectado.
El problema entonces no es cómo se inicia, sino cómo persiste y falla en la capacidad de solucionar las causas que la detonan, y convertirse en una faceta indeseada que hasta hoy estamos descubriendo, conocida actualmente en la medicina funcional y alternativa como: Inflamación Crónica de Bajo Grado; origen de las enfermedades crónicas no transmisibles, consideradas en los sistemas médicos actuales de todo el mundo como la principal carga médica de la sociedad actual.
Se preguntarán entonces ¿Dónde está esa inflamación crónica de bajo grado?
Debemos considerar además que deja de ser una clásica inflamación asociada a los dos principales factores mencionados anteriormente y se relaciona más con el tercer factor de los estilos de vida poco saludables y a las toxinas a las que nos exponemos en casa y fuera de ella, y se evidencia en enfermedades tales como: La ateroesclesorosis, la obesidad, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el ASMA, las enfermedades inflamatorias intestinales (colitis, colitis ulcerativa), las enfermedades neurodegenerativas (Párkinson y Alzheimer), la Artritis Reumatoidea, la Artrosis degenerativa, la Diabetes Mellitus, la Dislipidemia, la Hipertensión Arterial y la enfermedad periodontal; solo por referenciar como ejemplo algunas de las más conocidas; pero hay signos y síntomas tan comunes y sufridos por muchos en la actualidad que nos hacen encender las alarmas para estar vigilantes de estar a puertas de un padecimiento crónico y estos son: la fatiga crónica, migrañas, dolores musculares y articulares inexplicables, distensión abdominal, estreñimiento - constipación y diarreas, gastritis y reflujo, intolerancias alimentarias, alergias respiratorias y lesiones en piel, gingivitis, caries dentales o sangrados de las encías; no se descarta además asociación con el estrés y algunas enfermedades mentales como la depresión y la ansiedad.
Pero ¿y porqué falla y cómo se resuelve esta inflamación?
Lo primero que debemos decir es que estas preguntas se responden con cada una de las personas afectadas y sirven para poder definir la mejor intervención médica posible, pero es bien conocido que lo primero con lo que se debe contar es con el deseo y la voluntad de cada individuo de hacer un proceso de “desintoxicar”, mejorar su condición de salud y su bienestar y lo segundo es adherirse a los diferentes enfoques que ayudan al cuerpo en su capacidad de resolución de la inflamación crónica de bajo grado. Estos incluyen algunos que pueden hacerse y seguirse en casa y otros que deben ser acompañados por un profesional de la salud:
Realizar actividad física de mínimo 150 minutos acumulados en una semana.
Consumir en las 3 comidas del día un gran porcentaje y variedad de vegetales.
Mantener una adecuada hidratación durante el día con agua y bebidas hechas en casa y con productos naturales.
El Sueño debe ser reparador, por eso dormir las 6 a 8 horas diarias y una adecuada higiene del sueño son fundamentales.
El consumo de algunos suplementos debe ser considerado y formulado por un profesional, al igual que el consumo de productos herbales.
Eliminar el consumo de alimentos azucarados y ultra procesados.
Reducir la exposición a todo tipo de agentes tóxicos de forma directa e indirecta (fumar, uso de plásticos en la cocina, microondas, alta exposición a equipos electromagnéticos, uso de ollas con teflón o aluminio y los medio ambientales que estén a nuestro alcance de controlar, entre otros).
Cultivar la vida espiritual, meditar, rezar, orar, practicar ejercicios de respiración consciente, realizar actividades practico-manuales no rutinarias, contribuyen en gran medida a bajar las grandes cargas de estrés.
Hacer uso periódico del Sauna.
El ayuno intermitente que también requiere de una instrucción y supervisión impartida por un profesional porque no puede ser realizado por todas las personas.
Nos leemos nuevamente muy pronto.
Comentarios